El vínculo que existe entre la materia jurídica y leyes con respecto a la ética define un tema tan clásico e infinito como la verdad misma que en ellos se fundamenta, y que a medida que avanza el tiempo se sigue estudiando y analizando. Esta materia se mantiene igual en su base, a medida que se expande el campo aparecen distintas variables. Ya que el tema del derecho toca directamente aspectos sociales e individuales, además de que las características de cada sociedad perjudican de algún modo algún nuevo aspecto o problemática.
Antaño se consideraba la posibilidad de reflexionar con atención cada posible contraste que hay dentro del precepto moral y el jurídico, con el fin de no confundir estos aspectos. Con pocas situaciones es posible ejemplificar, estas totalmente diversas las unas de las otras, sin embargo en armonía con la exigencia de que se realce la diferencia de lo moral y el derecho: algunos prejuicios jurídicos dentro de la concepción moral cristiana, dan a pensar que esto consiste solamente en cumplir con unos que otros deberes de hecho externos y formales; la idea general totalitaria del siglo pasado tiende a introducir al individuo dentro del todo social, pregonando una conducta homologa en la realidad jurídica, identificada usualmente como política, esta era presentada como el norte absoluto de la humanidad.
Hoy en día, aquellos trances se ven bastante alejados. De hecho se afirma que ya han quedado para la historia, aunque una sana realidad pueda alejarnos de falsos espejismos de esta clase. Por otro lado, tal vez no es exagerado notar ciertas influencias de desconcierto entre el derecho y la ética dentro de ciertas alteraciones del pensar y de la vida actual. Pues bien, al intercambiar ética por desconcierto de sus bases, se trata de reemplazar en el derecho, o también en las normas de convivencia social, una similitud con la moralidad personal; y las dogmas más resaltantes de aislamiento son capaces de ocultar sectarismos bastante hondos, especialmente en dirección de aquellos que afirman deberes fijos dentro de la sociedad que dan como resultado embarazosas para quienes ejercen el poder social.
Ante esta situación que pretende influenciar masas, precisamos colocar al derecho en su apropiada relación con la ética, obviando todos los prejuicios. Centrarse en la justicia es el paso apropiado para asegurar este vínculo. Es necesario conocer como comunicar con fuerza y constancia este rumbo, que pertenece a aquellas personas de valores y creencias correctas en cada noble razón de la humanidad. Igualmente en el aspecto técnico-jurídico es igualmente necesario colocar a disposición de la justicia cada institución y mecanismo posible del sistema normativo, acentuando cada exigencia de justicia, acogidas por toda sociedad e individuos. Lograr este objetivo social, es indispensable aclarar todo cuestionamiento jurídico, encontrando así a la ética del derecho, aclarado como lo necesario para que se le brinde a todo individuo.